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El dueño del Sol

El dueño del Sol

Hace mucho tiempo los habitantes de la Tierra no conocían el Sol. Solo una tribu junto al río Orinoco sabia de la existencia del astro rey.

Un día, una muchacha de la tribu, llamada Cunamá, decidió partir en busca del Sol. La joven llegó al horizonte después de andar varios días. Vio una escalera que se perdía en las alturas. La joven tenía miedo pero estaba decidida a que el Sol brillara para todos.

Cuando llegó al final de la escalera vio una casa vieja y rota. Llamó a la puera y salió un hombre de aspecto horrible y le dijo que se fuera. Cunamá cuando estaba apunto de rendirse vio en el techo de la habitación una bolsa, blanca y redonda.

La muchacha se coló de un salto en la habitación y se acercó a la bolsa. La joven lo esquivó al tiempo que tiraba de la bolsa. Entonces, el Sol quedó libre y era una enorme bola de color anaranjado brillante.

El hombre queriendo atrapar a la muchacha dio un manotazo al Sol sin querer que salió despedido hacia el Este. Más enfadado aún le pegó otro manotazo a la bolsa blanca que ocultaba el Sol y salió despedida hacia el Oeste.

Mientras la muchacha bajaba por las escaleras la Tierra estaba iluminada. Por la noche los miembros de la tribu celebraban una gran fiesta en honor a la muchacha. Después, todos descubrieron una gran esfera blanca que se reflejaba en las aguas del río Orinoco. Cunamá bautizó a la gran bolsa blanca con el nombre de Luna.

 

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